Se sabe que para perder peso hay que comer menos, pero uno de los
mayores obstáculos para cambiar nuestro hábitos alimenticios es tener
hambre. Los científicos saben desde hace tiempo que hay una hormona clave en el
sistema que regula el apetito, llamada PYY, que puede reducir en el ser
humano el impulso de comer en exceso.
Pero hasta ahora había sido imposible encontrar la forma de hacer
llegar este compuesto a la corriente sanguínea para ayudar a la gente
que intenta adelgazar.
Una nueva investigación de científicos de la
Universidad de Syracuse en Estados Unidos y la Universidad de Murdoch en
Australia, parece haber encontrado la solución.
El estudio, publicado en Journal of Medicinal Chemistry
(Revista de Química Farmacéutica), afirma que usando una vitamina B12
como "vehículo" para transportar a la hormona PYY ésta puede pasar por
el sistema digestivo sin ser destruida y llegar a la sangre "intacta".
Con este método, afirman los investigadores,
ahora se podrá producir una goma de mascar o una tableta que, ingerida
después de una comida balanceada, suprima el apetito del consumidor
hasta su siguiente comida.
Sería una herramienta similar a la que se usa
actualmente con los chicles y tabletas de nicotina para ayudar a la
gente a dejar de fumar, dicen los autores.
"Un chicle cubierto de PYY sería una forma
natural de ayudar a la gente a perder peso" expresa el doctor Robert
Doyle, quien dirigió el estudio.
Podrían comer una comida balanceada y después mascar una barra de chicle para sentirse llenos, agrega.
"Disfraz" hormonal
La hormona PYY es un compuesto que liberan las células del tracto gastrointestinal en respuesta a la alimentación.
Cuando la gente come se libera PYY de forma
natural en su corriente sanguínea. La cantidad de PYY que se libera se
incrementa dependiendo del número de calorías que se consuman.
Es decir, entre más come una persona, se incrementa su nivel de PYY en la sangre y se reduce su apetito.
"La primera fase del estudio era demostrar que podíamos hacer llegar a la corriente sanguínea una cantidad clínicamente importante de PYY. Lo logramos, y estamos muy emocionados con los resultados"
Dr. Robert Doyle
Sin embargo, los estudios han demostrado que las
personas obesas tienen concentraciones más bajas de PYY en la sangre,
tanto al ayunar como después de comer, que las personas de peso normal.
Y experimentos en los que se inyectó una
infusión de PYY de forma intravenosa a un grupo de voluntarios tanto
obesos como no obesos se observó una reducción en el número de calorías
que ambos grupos consumían.
El uso de una inyección intravenosa no es una
herramienta práctica para ayudar a la gente a perder peso. Y hasta ahora
había sido imposible encontrar la forma de consumir oralmente la
hormona PYY sin que ésta sea destruida por los ácidos gástricos.
"Cuando se toma oralmente, la hormona queda destruida en el estómago" explica el doctor Doyle.
"Y lo que no se destruye allí enfrenta dificultades para atravesar los intestinos hacia la corriente sanguínea", agrega.
El nuevo método diseñado por el equipo del
doctor Doyle logra "disfrazar" a la hormona PYY con la vitamina B12 para
que pase por el sistema digestivo relativamente ilesa.
"La primera fase del estudio era demostrar que
podíamos hacer llegar a la corriente sanguínea una cantidad clínicamente
importante de PYY", dice el investigador.
"Lo logramos, y estamos muy emocionados con los resultados".
Ahora, los científicos están trabajando en la
forma de insertar el sistema de vitamina B12 y PYY a un chicle o tableta
oral para crear un suplemento nutricional para ayudar a la gente a
sentirse llena y adelgazar.
"El suplemento de PYY comenzaría a ser liberado
unas tres o cuatro horas más tarde, reduciendo el apetito de la persona a
medida que se acerca a su próxima comida" señala el científico.