A todos nos encantan los smartphones. Pero es muy probable que nuestra relación de amor con estos dispositivos, esté dañando el resto de las relaciones de nuestra vida, así como nuestra propia inteligencia.
A continuación os dejamos cuatro ejemplos de cómo los smartphones nos están haciendo más tontos.
1. Estamos “desperdiciando” una parte significativa de nuestro coeficiente intelectual.
Los teléfonos pueden poner en peligro nuestra capacidad para dormir, ya que dormir de forma crónica menos de lo necesario puede conducir a la pérdida de 15 puntos o más de nuestro coeficiente intelectual, lo que sin duda nos provocaría tener una capacidad mental inferior.
Larry Rosen, psicólogo de tecnología, escribió la semana pasada en Psychology Today que el 81% de los estudiantes universitarios admitió en un estudio que dejaban su teléfono al alcance mientras dormía, lo que indica que los smartphones son “importantes perturbadores del sueño”. Además, los estudiantes reconocen que son conscientes de los inconvenientes, pero que no van a cambiar su comportamiento. ¿Por qué? Según Rose, debido a un miedo intenso a perderse algo importante o urgente. Pero el “no perderse algo” conlleva un coste: la privación del sueño puede implicar la pérdida de la capacidad intelectual de la misma forma que lo haría una exposición al plomo.
El temor a perderse cosas importantes es la razón, siempre según Rosen, por la que un estudio reveló que casi un tercio de los peatones de Manhattan se fijaba más en su dispositivo móvil que en las señales que le rodeaban.
Además, el psicólogo Daniel Levitin y otros han señalado que la multitarea –actividad esencial de los smartphones- también disminuye su coeficiente intelectual y debilita casi todos los ámbitos de la vida. Según el estudio “La mente organizada: pensamiento en la era de la información”, intentar concentrarse en una tarea mientras que aparece un email sin leer en su bandeja de entrada puede reducir hasta 10 punto de su coeficiente intelectual. Antes, esta situación de deterioro mental únicamente se daba mientras estábamos sentados en nuestros escritorios, pero ahora es algo que puede darse las 24 horas del día los 7 días de la semana gracias a nuestros smartphones.
2. Estamos reduciendo nuestra inteligencia creativa.
En este apartado nos referimos a los denominados como “momentos Eureka”. Según Rosen, nuestros teléfonos previenen nuestra “capacidad para simplemente estar dentro de nosotros mismos y pensar y soñar despiertos”. Es imprescindible dar a nuestras mentes algo de tiempo libre para pasear, sin ser interrumpidas por las constantes notificaciones y pitidos. “Este es el tipo de actividad que libera a nuestro cerebro, que nos permite ser creativos y espontáneos”.
La innovación es el santo grial en los círculos de tecnología que inventaron los smartphones, pero, irónicamente, no se puede ser esclavo del teléfono si se desea tener nuevas ideas, algunas de las cuales podría ser la creación del próximo gran smartphone.
3. Estamos perjudicando nuestra inteligencia social y emocional.
Del mismo modo que hemos perdido la capacidad para sentarnos a solas con nuestros propios pensamientos, estamos perdiendo la capacidad de estar con las personas que nos rodean. Por ejemplo, antes en las colas de los supermercados o del cine solíamos charlar con la gente, pero ahora, es imposible que ocurra si tenemos la pantalla pegada al teléfono.
Es probable que incluso estemos perdiendo la capacidad para iniciar siquiera una conversación con un extraño, lo que tiene consecuencias “dramáticas” para nuestras carreras y nuestras vidas, pues no podemos olvidar que el mejor networking es el humano, aquel que se produce cara a cara. Es mejor hablar con la persona que está junto a ti en una fiesta -que podría tener un gran trabajo para usted- en lugar de mirar la aplicación de LinkedIn, saltando a través de anuncios de empleo anónimos. Y puede que haya alguien junto a ti que te cambie la vida y no darse cuenta por estar ocupado navegando por las plataformas sociales.
Además, retomando la cuestión de la falta de sueño, los estudios han demostrado que esta carencia no sólo reduce su inteligencia cognitiva, sino también su inteligencia emocional.
4. Estamos perjudicando nuestra inteligencia “espiritual” que consiste simplemente en vivir en el presente, independientemente de nuestras creencias.
Vivir en el presente es la base para una buena salud física y para nuestras funciones emocionales, sociales e intelectuales.
Estas son sólo cuatro maneras en las que nuestros teléfonos nos están haciendo más tontos y ni siquiera hemos mencionado los selfies. El psicólogo Rosen reconoció que las mentes humanas se ajustarán y que ya se están ajustando a la nueva realidad tecnológica. “Se trata de evolución”, dijo. “Sólo hemos tenido smartphones por un corto tiempo, y todos nos estamos adaptando. Pero no veo evidencias de que la obsesión con lo que está dentro de nuestro teléfono triunfe sobre la necesidad de conectar con las personas que nos rodean”.