El gigante de Cupertino aumenta un
18% sus inversiones en deuda soberana y acumula más de 20.800 millones
en activos del Tesoro estadounidense El dato trasciende apenas una semana
después de la rebaja de S&P y días después de que la compañía
superase a la petrolera Exxon como la más valiosa. A mediados de los noventa, Apple distaba mucho de ser lo que es hoy en día. El gigante de Cupertino
tenía colgado al cuello el cartel de ‘Se vende’ y entre las leyendas
urbanas del sector se dice que varias empresas punteras rechazaron
comprar a precio de saldo la que a la postre se convertiría en el líder
del mercado tecnológico a nivel mundial. Steve Jobs, cesado por la
directiva en 1985, todavía no había regresado y la bancarrota en los
despachos era más una realidad que una hipótesis, tal y como confesó más
adelante el consejero delegado de la propia empresa.
A día de hoy, el escenario es radicalmente diferente. La
marca de la manzana ha desbancado en términos de valor y reputación a
Microsoft, la misma que avaló el regreso de Jobs como patrono con una
inversión de 150 millones de dólares, una decisión del mismo Bill Gates.
Su línea de dispositivos cosecha un éxito sin parangón. Si fuese una
gallina, probablemente pondría huevos de oro o incluso, de Fabergé.
El poder económico de la compañía está fuera de toda
duda. Parte de ellos han configurado una amplía cartera de inversiones,
entre las que se incluye, por ejemplo, la deuda soberana del Gobierno de
los Estados Unidos. Esta semana se conoció que Apple aumentó los fondos
que destinaba a la compra de bonos del Tesoro de EEUU y de otras
administraciones federales, un 18%. El montante asciende a un total de
20.800 millones de dólares (14.648 millones de euros). Además, la
compañía también ha aumentado, hasta duplicar, la cantidad que destina a
la inversión en deuda soberana extrajera hasta 6.144 millones de
dólares (4.325 millones de euros).
El dato ha trascendido tan solo unos días después de que Standard & Poor´s anunciase
su decisión de rebajar la calificación de Estados Unidos, quitándole
por primera vez en 71 años de historia, la máxima nota. Sin embargo, el
gesto destaca más por la curiosidad que por la relevancia. Primero,
porque el riesgo que entrañan los bonos de Estados Unidos se presupone
ínfimo. Segundo, por es más que habitual que ciertas empresas, incluso a
petición del Tesoro, adquieran títulos de tesorería de la institución
que les asegura una rentabilidad fija en un determinado periodo de
tiempo.
Por encima de los petródolares
Mientras las empresas que conforman los índices de medio
mundo sufrían auténticos mareos, sudores fríos y vértigos producto de
las turbulencias económicas que hundieron las bolsas europeas y
norteamericanas, Apple se mantenía ajeno a todo. Su ‘bioritmo’
financiero solo se vio alterado por la buena noticia de superar por
primera ocasión a la petrolera ExxonMobil en términos de capitalización
bursátil, convirtiéndose en la compañía más valiosa del mundo durante
unos minutos. Esta victoria de los ‘tecnodólares’ ante los
‘petrodólares’ se vio impulsada por las malas previsiones en la demanda
de crudo debida a la maltrecha situación mundial.
El valor de Apple se
situó en 345.805 millones de dólares (242.655 millones euros), por los
331.000 millones de dólares (232.349 millones de euros) de Exxon Mobil.
Al cierre, esta última volvía a recuperar la primera plaza.
Esto viene a poner el punto más alto en una carrera que
comenzó en el 97, cuando Jobs regresó a la compañía tras doce largas
temporadas inmerso en otros barcos como el de la productora Pixar. Si
ahora cada participación de la compañía cuesta 440 dólares, en aquel
entonces cada acción tenía un famélico precio de 5,50 dólares.
Un detalle que hizo que varias personalidades afirmasen
que lo mejor que se podía hacer en ese momento era echar la persiana de
la empresa. Y algo que nunca haría presagiar que llegaría el día en el
que la tecnológica, tendría más efectivo, incluso que el Gobierno de
Estados Unidos. Y es que varios medios estadounidenses se hicieron en
eco, en plena refriega política por el aumento del techo de gasto, que
el disponible en las cuentas de la Administración Obama ascendía hasta
los 73.800 millones de dólares mientras que la tecnológica contaba con
un saldo de 76.200 millones. Una anécdota que se esfumó cuando
demócratas y republicanos alcanzaron el acuerdo sobre el límite de la
deuda.