Nuevo argumento para los detractores y críticos acerca de la legislación en seguridad sobre los vehículos aéreos no tripulados -conocidos popularmente como drones-. Desde 2001 se han estrellado en EE.UU.más de 400 de estos aparatos, que entrará en fase comercial el próximo año.
El diario «The Washington Post» ha desvelado una investigación sobre los problemas registrados por estos drones que la Administración norteamericana empezó a utilizar tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Según sus fuentes, algunos de estos miniaviones controlados a distancia se han estrellado en viviendas, autopistas, granjas, ríos e, incluso, contra un avión en pleno vuelo.
«Nadie ha muerto nunca en un accidente de drone, pero los documentos muestran que se han evitado muchas catástrofes por muy poco, a menudo por unos pocos decímetros, o unos pocos segundos, o pura suerte», asegura el rotativo, que ha examinado más de 50.000 páginas de informes oficiales de accidentes.
Las principales causas de los accidentes de drones son «averías mecánicas, errores humanos o problemas meteorológicos». En total se han indentificado unos 418 siniestros entre el 11-S y finales de 2013 contabilizando solo los aviones no tripulados del Pentágono, dado que la CIA no proporcionó datos sobre los suyos.
De acuerdo con el diario, 194 de los drones accidentados sufrieron siniestros graves, que «destrozaron la aeronave o causaron al menos 2 millones de dólares en daños». De ellos, 67 tuvieron lugar en Afganistán, 47 en Estados Unidos, 41 en Irak y 6 en Pakistán.Otros 224 drones se estrellaron en accidentes que causaron entre 500.000 y 2 millones de dólares en daños.
Críticas sobre su uso
La investigación abre un interrogante sobre la seguridad de permitir el vuelo de sistemas aéreos no tripulados para uso comercial y privado, que se integrarán en el espacio aéreo estadounidense en 2015, según el plazo establecido por el Congreso de Estados Unidos en 2012. «Hasta ahora, la oposición pública (al uso comercial de los drones) se ha centrado en preocupaciones de libertades civiles, como la moralidad y legalidad de usar estos miniaviones para espiar a la gente en sus patios traseros. El escrutinio del historial de seguridad de estos aviones ha sido muy escaso», señala el periódico norteamericano.
El diario asegura que los funcionarios del Pentágono «reconocen que los drones nunca serán tan seguros como los aviones comerciales de pasajeros». La industria pronostica unos beneficios económicos de82.000 millones de dólares y la creación de 100.000 nuevos empleos para 2025 gracias a la comercialización de esas aeronaves, para los que hay una enorme demanda, desde las agencias de seguridad a negocios como Amazon, pasando por equipos de televisión y cine. El Pentágono tiene alrededor de 10.000 drones y, para 2017, planea volar aviones no tripulados desde 110 bases en Estados Unidos y Puerto Rico.