La iniciativa en cuestión consiste en utilizar los cada vez
más populares drones para alertar a los trabajadores de una oficina concreta de
que les está terminantemente prohibido hacer horas extra y de que ya es hora de
regresar a sus casas para evitar la tan temida saturación. Para ello, la citada
firma, llamada Tatsei, lleva meses trabajando en el diseño de un dron equipado
con un megáfono y concebido para dar la tabarra hasta que todo el mundo haya
abandonado el edifico.
"Estamos convencidos de que nadie será capaz de
concentrarse una vez termine su jornada laboral, ante el estrés que genera la
certeza de que tarde o temprano este dron aparecerá de la nada para decirte que
te vayas a casa con el ruido de sus hélices y un poco de música de fondo",
ha expresado Norihiro Kato, director de Tatsei, al desvelar tan curioso producto,
que ya ha sido ofrecido a las principales corporaciones del país a un precio
que ronda los 4.500 dólares.
Al margen de su efectividad y de lo original del
dispositivo, lo cierto es que la idea ha sido recibida con cierta suspicacia
-cuando no con una hostilidad frontal- por parte de colectivos médicos y
profesionales que argumentan que la opción más sensata y justa para evitar que
los trabajadores sucumban a la extenuación reside por reducir
significativamente sus cargas de trabajo.
"Incluso con este tipo de acoso y hostigación robótica,
la gente seguirá trabajando desde sus casas y, en consecuencia, el problema
seguirá estando ahí. Para cortar de raíz las horas extra injustificadas, hay
que eliminar el exceso de tareas que tienen que afrontar cada día los
trabajadores japoneses", explica Scott North, profesor de Sociología en la
Universidad de Osaka.